Nos hemos embarcado en un viaje de tres semanas por Montenegro y Croacia en la primavera de 2025, y te lo contamos en tres episodios: Montenegro, Croacia costa y Croacia interior. Como decimos siempre, no esperes aquí una guía turística exhaustiva. Zona Boomer es una guía visual y subjetiva, te contamos lo que vemos y te decimos lo que nos gusta y lo que no.
Lo primero que llama la atención cuando recorres la carretera de la costa en Montenegro es que parece que medio país es completamente nuevo y el otro medio está en descomposición. Edificios grandes nuevos o en construcción, algunos copando el acceso a las playas, se alternan con otros que muestran un esqueleto que quedó congelado hace años y otros que han sido abandonados por vete a saber qué capricho económico o político. Como una Costa del Sol (hace unos años) montenegrina. Afortunadamente en el interior el urbanismo parece más cuidado o menos presa de la especulación. El nombre de Montenegro, puesto por la Venecia de la que formó parte, parece venir del color de las piedras que componen sus enormes montañas, que aunque no son negras, si que son de un gris a veces bastante oscuro, en contraposición a Croacia por ejemplo, que suelen ser de color beige claro. Aunque en general las localidades y la herencia cultural de Montenegro son menos espectaculares que la de Croacia, los paisajes, tanto de la costa como del interior son magníficos y desde luego merece la pena el viaje.
Es curioso que la señalización alterna entre caracteres cirílicos y latinos, sin que hayamos encontrado un patrón general. Los mensajes religiosos en iglesias y algunos mensajes oficiales están en cirílico y la señalización de carreteras en latinos. Luego las calles están casi siempre en cirílico y algunas señalizaciones urbanas en ambos. Los montenegrinos parece usar ambos indistintamente. Pero no nos ha causado problemas, todo lo que está hecho para los turistas viene habitualmente en latinos.
Bahía de Kotor
La bahía de Kotor es una bahía espectacularmente bella con forma de mariposa que se enorgullece de no haber sido conquistada nunca, debido a la protección que tiene por mar con la estrecha entrada de la bahía, y a la muralla natural que ofrecen las enormes montañas que la rodean. Merece la pena recorrer el perímetro entero de la bahía para contemplarla desde todos los puntos de vista. Kotor tiene un centro histórico muy bonito y una espectacular muralla que sube por la montaña hasta que se pierde de vista y recuerda a la Muralla China. Perast tiene un bello paseo marítimo lleno de palacetes muy bien conservados, y desde el centro del mismo hay barcos que te llevan en un corto recorrido hasta la Isla de Nuestra Señora de las Rocas, desde donde podrás admirar la bahía en una vista de 360 grados. Herceg Novi tiene dos bonitos castillos y un bonito centro histórico lleno de escaleras que descienden hasta el paseo marítimo. Hay un ferry que cruza continuamente la bahía en su parte más estrecha y en el que puedes subir con el coche. Nosotros lo usamos varias veces porque somos muy fans de los ferries.
Cuando te hayas hartado de dar vueltas a la bahía de Kotor, de las bellas vistas y de comer mejillones con cerveza Nikšićko, entonces alquila un coche, coge un taxi o roba una moto y sube por la carretera P1 hasta el sitio llamado la “serpentina”. Se trata de un trozo de carretera con 18 curvas de 180 grados encima de Kotor a unos 900 metros de altitud. Las vistas de la bahía desde los miradores son de las que no olvidarás nunca.
Bajando por la costa del adriático al sur de Kotor, se acentúa la sensación que comentamos de especulación inmobiliaria, acompañada de la profusión de coches de alta gama que es tan habitual en los paises ex-comunistas. Siguiendo por una carretera con muchos kilómetros en obras, te vas encontrando bonitas localidades y sitios interesantes. Petrovac tiene un paseo marítimo muy bonito, como Budva (esta no pudimos verla bien porque llegamos en domingo y estaba saturada, además de que los hoteles de lujo tenían casi copado el acceso a la playa). Más abajo se puede ver Sveti Stefan desde la carretera. Se trata de una pequeña y bonita península convertida entera en un resort de turismo que está cerrado desde hace unos años. Aunque no se puede entrar, hay un mirador desde donde se puede ver. Más abajo, Petrovac tiene un bonito paseo marítimo. Nosotros estuvimos en Panini tomando un café en una magnífica barra mirando al mar. Más abajo, Stari Bar, la ciudad antigua de Bar, es una ruina medieval que merece la pena visitar. Finalmente, Ulcinj es otro bonito pueblo costero con una fortaleza y buenas vistas. Nosotros cenamos muy bien en el Restaurant Taphana.
Lago Skadar
El lago Skadar es sencillamente espectacular, y se llega fácilmente desde la costa o desde Podgorica. Es uno de los más grandes de Europa, discurre entre Montenegro y Albania encajado entre enormes montañas. Nosotros hicimos una excursión en barco con esta empresa y nos llevaron por la parte más al norte del lago, pero fue suficiente para disfrutar de los paisajes y de la inmensa cantidad de nenúfares que alberga. Las enormes montañas que se divisan en dirección al sur, donde está Albania, parecen el mismo Mordor.
Para volver a la costa, en vez de volver por la vía natural que es la E80, que cubre buena parte del recorrido con un túnel, usamos la M2, que sube por las montañas y tiene unas vistas espectaculares. Nosotros somos así.
Podgorica
Nos acercamos a Podgorica, sobre todo para conocer su catedral ortodoxa. Al llegar en coche por una de sus entradas, comentamos que la capital se ha hecho aquí porque parece el único sitio de Montenegro con superficie plana más grande que una pista de tenis.
La catedral es una obra nueva, inaugurada en 2014, y resulta curiosa por las pinturas que tiene en sus muros. Todas las paredes están cubiertas con enormes murales a todo color. En uno de ellos, con un fondo rojo que parece el infierno, aparecen Tito, Marx y Engels. En general nos sorprende mucho el derroche de color con estilo naïf que hay en las iglesias ortodoxas, sobre todo comparado con la austeridad de colores de las iglesias católicas y protestantes.
La montaña montenegrina
La montaña de Montenegro es impactante, enorme, gris, extensa. Las filas de montañas se extienden y se solapan cada una más grande que la otra hasta que se pierden de vista en dirección a las fronteras de Bosnia, Serbia y sobre todo, Albania. El clima húmedo y mediterráneo hace que la vegetación crezca por todas partes agarrándose incluso a las piedras grises peladas y abriéndose paso entre las grietas. En los escenarios más favorables, la espesura de la vegetación es cerrada, casi tropical.
En el norte del país, Montenegro tiene un gran parque natural de montaña llamado Durmitor, al que lamentablemente no pudimos subir debido al mal tiempo. Pero si que pudimos acercarnos a las montañas para ver el monasterio ortodoxo de Ostrog. Se trata de un monasterio del siglo XVII excavado en una pared casi vertical, desde donde se tiene una magnífica vista. Parece que se trata de el lugar de peregrinación más popular en Montenegro. Para entrar me hicieron poner una faldita porque iba con pantalón corto. Cuando entramos en una de las estancias con el móvil en la mano nos abordó un joven muy cabreado exigiendo que borráramos las fotos, al parecer estaba prohibido hacer fotos en esa estancia en concreto. No le entendíamos nada y nos costó convencerle de que no habíamos hecho ninguna. En la estancia había un cura ortodoxo manipulando lo que parecía una reliquia por la importancia que daban al tema, aunque la estancia era mínima y no cabíamos más que 4 o 5 personas. Daba un mal rollo de cuidao. Al parecer la reliquia es el cadáver del cura fundador del monasterio, San Basilio de Ostrog. Salimos pitando mientras algunos fieles entraban arrebolados. El monasterio en general es interesante sobre todo por lo exótico de su emplazamiento y por la bonita carretera que hay que coger para llegar hasta él.
No puedo terminar la entrada de Montenegro sin mencionar algo que me ha tenido obsesionado durante todo el viaje por Montenegro y Croacia: la transparencia de las aguas del Adriático, que es excepcional. Incluso en los puertos y en las playas, donde el agua suele ser más turbia, en el Adriático el agua es transparente y cristalina como sacada de una depuradora. Preguntado ChatGPT al respecto, estas son las causas que me ha dado (resumido):
> Baja presencia de ríos grandes: El Adriático no recibe mucha agua dulce cargada de sedimentos y materia orgánica, lo que ayuda a mantener el agua limpia.
> Poca contaminación y buena circulación: Hay un bajo nivel de contaminación industrial y urbana. Además, las corrientes marinas ayudan a renovar el agua con frecuencia.
> Fondos rocosos y poca arena: Las playas del Adriático suelen tener fondos de roca o grava, no arena fina. No se levanta mucho sedimento cuando el mar se agita.
> Baja productividad biológica Es un mar relativamente oligotrófico (bajo en nutrientes), hay menos plancton y algas.
Restaurantes que nos han gustado:
Restaurant Taphana: Es un restaurante turístico en Ulcinj pero tiene buenas vistas, nos trataron bien y el pescado estaba bueno.
Pino del Mar Restaurant & Beach Bar : cerca de la localidad costera de Bar, al lado del mar, con magníficas vistas y buena comida. No es fácil de encontrar, así que hay más locales que turistas.
Pečenjara Gostiona Nadoveza : cerca de Kotor, este es el típico restaurante popular eslavo de mesas de madera con bancos corridos, el nombre genérico que tienen en Montenegro y Croacia es “konoba”. Tiene comedor interior e interior. Los precios también son locales, y tienen una carne a la barbacoa excelente.
Konoba Feral: está en el paseo marítimo de Herceg Novi, tienen buen pescado y buenas vistas.
Restoran – Uzgajalište ostriga: Esta konoba está en el mismo borde el agua de la bahía, tiene pocas mesas y un servicio rústico, pero las vistas, la comida y el ambiente son estupendos. Nosotros comimos mejillones, ostras y pescado, muy bien hecho de manera sencilla.
Un comentario
Ummmm!. Precioso…