Panamá para boomers 3: la costa del Pacífico

Panamá es un país muy especial. Suficientemente tradicional y respetuoso con el paisaje para que no te encuentres ni un solo gran hotel fuera de Panamá Ciudad. Suficientemente abierta y moderna para que a un europeo le resulte cómodo y seguro viajar por su cuenta recorriendo el país. Nos hemos enamorado de Panamá, hemos pasado ya 12 semanas en 3 viajes entre 2023 y 2025, y te lo contamos en cuatro episodios: Panamá Ciudad, Panamá Caribe, Panamá interior y Panamá Pacífico. Como decimos siempre, no esperes aquí una guía turística exhaustiva. Zona Boomer es una guía visual y subjetiva, te contamos lo que vemos y te decimos lo que nos gusta y lo que no. En este episodio te hablamos de la costa del Pacífico de Panamá, así que ten preparado el bañador y el equipo de snorkel.

 

Hay algunas diferencias entre la costa caribeña y la costa del Pacífico de Panamá. El Caribe es un poco más cálido, la costa es más suave, llena de playas de arena blanca con aguas turquesa de muy poca profundidad, y hay palmeras hasta el agua donde podrías rodar un anuncio de ron tumbado sobre uno de los troncos. La costa del Pacífico alterna las playas con manglares y zonas más abruptas. El mar se hace profundo enseguida, y el color del agua siendo igual de de transparente que en el Caribe sin embargo se oscurece más rápido debido a la profundidad.

Isla de Taboga

 

Taboga es la isla del Pacifico que está más cerca de Panamá Ciudad, y llegar es muy fácil: coge un Uber hasta el muelle de la Isla Flamenco desde donde sale un catamarán que en media hora te lleva hasta la isla sorteando un auténtico bosque de enormes barcos que esperan para cruzar el Canal de Panamá. No puedes llevar el coche.

 

Taboga es una pequeña isla con una playa preciosa al lado del embarcadero donde te puedes bañar al tiempo que admiras el skyline de la Ciudad de Panamá. Puedes alquilar una tumbona y una buena sombrilla y comer en algunos de los chiringuitos de la playa, como por ejemplo Sabor Isleño, donde nos pusieron unos estupendos pargos fritos en una terraza con fantásticas vistas. Hay taxistas que te ofrecen darte un garbeo por la isla en un carro de golf, aunque nosotros no lo hicimos.

 

Contadora

 

Desde el mismo muelle de la Isla Flamenco salen también barcos que te llevan a la Isla de Contadora, que es una isla del archipiélago de Las Perlas, en un recorrido que dura unas 2 horas. El nombre de Contadora se debe a que era en esta isla donde se contaban las perlas que se recogían en el archipiélago cuando esto era un centro de producción de perlas durante el dominio español. Aquí se encontró la famosa perla Peregrina, que fue propiedad de Felipe II y terminó en manos de Elisabeth Taylor. En esta pequeña isla se formó el Grupo de Contadora, y fue el lugar de exilio del último sah de Persia cuando tuvo que dejar Irán desplazado por la revolución islámica.

Pues nos hemos venido aquí básicamente a estar un par de días descansando y admirando las vistas desde la terraza de nuestro alojamiento. El Hotel Restaurante Gerald es un sitio económico donde se come bien, las habitaciones son cómodas y en la azotea tiene una pequeña alberca y unas tumbonas con estupendas vistas. En la terraza de la planta baja está el restaurante, anexo a un jardín donde de vez en cuando puedes ver alguna iguana y hacerle una fotillo para impactar en Instagram.

Isla de Contadora, Panamá
Isla de Contadora, Panamá

La isla es muy pequeña y no hay coches. Si quieres desplazarte tienes que pedir un carro de golf con conductor que te lleva de un sitio a otro. Hay varias playas bonitas, y un restaurante llamado Casa Tortuga que regenta un italiano loco (en el mejor sentido de la palabra) y que te pone unas pizzas y unas ensaladas estupendas. Es un buen sitio para avistamiento de cetáceos, y hay varias excursiones que te llevan, pero nosotros no las usamos porque ya lo habíamos hecho en otros sitios.

 

Santa Catalina

 

La zona de Santa Catalina está a 6 horas en coche al oeste de la ciudad de Panamá. Es un área muy salvaje y poco poblada, y sirve de base para explorar la preciosa costa y la isla de Coiba que es un parque natural con zonas de buceo y snorkle fantásticas. Nosotros empezamos con unos días de relax en el Catalina’s Hideaway, que está al lado de una pequeña localidad llamada Lagarto, y es un alojamiento con unos bungalows de lujo fantásticos al lado mismo de la playa, y unas camas balinesas junto a la piscina donde puedes holgazanear tomando una de las  estupendas piñas coladas que preparan en el bar. Esta playa merece cita aparte. La arena gris es tan fina que parece barro, y lq plataforma continental es tan plana que la marea recorre una distancia enorme, probablemente de más de 1Km cuando sube o baja. Con la marea baja casi no se ven las olas que rompen a lo lejos. Con la marea alta se ven enormes bandadas de pelícanos y otras aves zambulléndose en busca de peces o escarbando en la arena en busca de moluscos. Adentrarse en este terreno tiene su miga, porque te hundes en la arena como si fueran arenas movedizas, a veces cuesta salir y lo haces lleno de barro hasta las orejas. En cualquier caso pasear por esta playa entre el agua y la frondosa vegetación, es un espectáculo que se recuerda.

 

Más al sur de Lagarto está la propia localidad de Santa Catalina, donde hay varios alojamientos y se ofrecen pequeñas embarcaciones para visitar los alrededores y la isla de Coiba y bucear o hacer snorkel. Nosotros no olvidaremos la excursión que hicimos a la isla de Coiba, donde estuvimos nadando con pequeños tiburones, estrellas de mar, tortugas y todo tipo de peces. Lo de las tortugas fue especialmente gratificante. Tortugas tan grandes como nosotros que no nos percibían como una  amenaza, se acercaban a nosotros y subíamos y bajábamos con ellas en el agua como colegas. Todo en medio de un agua transparente y un fondo marino lleno de algas y corales de explosivos colores. A la vuelta a Santa Catalina en el barco vivimos otra experiencia inolvidable. Había estado lloviendo torrencialmente, y el agua de color rosa que arrastraba el río formaba una frontera nítida con el agua transparente del océano Pacífico. Cruzamos esa frontera con el asombro de quien lo ha visto en algunos reportajes de naturaleza pero no esperaba vivirlo en persona.

Santa Catalina, Panamá
Santa Catalina, Panamá

En el pueblo de Santa Catalina nos alojamos en el Hostal Mama Inés, una casa sobre unas rocas encima de la playas, y unas vistas magníficas. Las habitaciones son muy básicas pero el restaurante en una terraza sobre la desembocadura del río tiene buenas vistas y ponen algunos platos que están buenos. Bajando unas escaleras se llega a una preciosa playa en la desembocadura por la que pasear es un auténtico placer. A otro lado del pueblo hay un chiringuito llamado Restaurante Pingüinos, donde nos comimos una langosta mientras disfrutábamos de la puesta de sol.

 

Las Lajas

 

De vez en cuando la vida de turista te guarda una sorpresa y a nosotros no la dio con Las Lajas. Nos dirigíamos con nuestro coche de alquiler hacia Boquete por la autopista 1 que cruza todo Panamá cuando la circulación se detuvo completamente antes de llegar a Chiriquí. Los coches estábamos completamente parados y no había desviación a la vista, así que empezamos a charlar con los otros conductores que nos contaron que los nativos habían cortado la carretera en protesta por algunas promesas incumplidas del gobierno de Panamá. Después de varias horas de espera vimos cómo unos jóvenes de una aldea cercana se acercaban con unos palés que ponían junto al bordillo de la mediana, que afortunadamente en nuestra zona no estaba muy alto, y eso permitía que algunos coches subieran hasta la mediana y luego pudieran bajar al otro lado emprendiendo marcha en dirección contraria. Era ya de noche, llevábamos como 8 horas parados y estábamos un poco nerviosos porque la circulación no tenía pinta de abrirse a corto plazo, así que llamamos a los chavales y con su ayuda pudimos cruzar el coche al otro lado. Les dimos unos dólares y retrocedimos por la autopista. Buscamos hoteles en los alrededores y encontramos cama en un hotel de playa en la zona de Las Lajas llamado Las Lajas Beach Resort que era un encanto. Las Lajas es una playa de unos 5 Km llena de cangrejillos pequeños donde la vegetación llega casi hasta  el agua: este hotel es un resort lleno de familias locales con habitaciones básicas pero suficientemente confortables, con una zona de piscina llena de niños y un restaurante de cara a la playa donde nos atendieron muy bien a pesar de haber llegado tarde. Hay unas hamacas donde te puedes pasar el tiempo contemplando la playa y el mar, y puedes pasear por la bonita playa arriba y abajo, una playa plana, cómoda y animada. Solo estuvimos un día, pero nos encantó, y vamos a repetir en cuanto podamos.

Las Lajas, Panamá
Las Lajas, Panamá

Boca Chica

 

Boca Chica es otra espectacular zona de playas e islas casi desiertas en la costa del Pacífico a la que no es fácil llegar salvo que tengas un coche todocamino. Se encuentra al oeste de Las Lajas junto a una bahía con el misterioso nombre de Los Muertos. La isla de Boca Brava, justo enfrente, tiene un par de resorts de gran lujo (uno de ellos acepta pagos en Bitcoin si os interesa) pero como nuestro presupuesto era modesto, nos conformamos con una habitación en Boca Chica Bay Eco Lodge, una gran casa adaptada para huéspedes en medio de la vegetación costera, donde teníamos una gran terraza con maravillosas vistas sobre la bahía. El dueño, de origen surafricano, nos preparaba unos desayunos estupendos con unos pequeños aguacates del árbol de su propiedad como no los he probado nunca más. Por la noche nos acercábamos al pueblo a cenar en alguno de los bares con ambiente local donde se divertían panameños y extranjeros residentes y muy pocos turistas. El Roxy fishing club es un enorme bar de pueblo donde por las noches, especialmente si hay partido de fútbol, hay un ambientazo multinacional, ya que parece el centro de reunión de todos los extranjeros de la zona. Llegamos por la noche y nos comimos una langosta estupenda a precio de sardinas. Hacía mucho calor, pero era posible darse un bañito en la piscina del patio interior del hostal. Un sitio encantador.

El propietario de nuestro alojamiento nos organizó una excursión en barco por las islas y playas de la bahía, donde vimos algunas de las mejores zonas de snorkle de nuestros viajes por Panamá. Tortugas, tiburones, corales, de todo. Aguas más profundas y oscuras que las del caribe, menos cálidas, pero igual de interesantes y divertidas.

Boca Chica, Panamá
Boca Chica, Panamá

Playa Caracol

 

A una hora y media de Panamá ciudad siguiendo por la costa hacia el suroeste se encuentra la bahía de Chame, un precioso paisaje limitado por unos manglares y un estilizado cabo de arena llamado Punta Chame. Esta zona es uno de los escapes de fin de semana más habituales de los panameños, y tiene muchas opciones para alojarse. Nosotros nos alojamos en un complejo llamado Playa Caracol Residences Vacation Rental, en la zona de Playa Caracol, en la base de Punta Chame. No sé porqué se llama Playa Caracol, porque nosotros no vimos ningún caracol, aunque sí que vimos otro tipo de fauna como iguanas y lagartos, además de muchos pájaros de distintos tipos.

 

Playa Caracol es una espectacular y enorme playa de arena gris abierta al Pacífico, con enormes olas que te revuelcan y te estampan contra el fondo en cuanto te descuidas un poco. A mí me dieron un viaje con tres vueltas de campana y salí con el bañador en los tobillos y la boca llena de tierra. La corriente es muy fuerte y hay que tener cuidado. No esperes que haya vigilantes por todas partes como ocurre en las playas españolas. Al estar alojados en el complejo turístico nosotros teníamos la posibilidad de usar unas tumbonas que había en la playa debajo de sombrillas, con lo que estábamos muy cómodos. Aunque la verdad es que me dio la impresión que las tumbonas no estaban vigiladas y cualquiera podría usarlas.

Playa Caracol, Panamá
Playa Caracol, Panamá

Nos dimos un garbeo por Punta Chame y nos dio una impresión un poco amarga. Las calles están bastante descuidadas y las playas que dan a la bahía estaban llenas de basura. Es una pena, porque el paisaje es de una belleza extraordinaria, y con un poco de cuidado podría ser una zona turística espectacular.

 

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