Sinopsis
Una gélida mañana de finales de diciembre, Gyeongha recibe un inesperado mensaje de su amiga Inseon: después de sufrir un accidente en su taller de carpintería en la isla de Jeju, ha sido trasladada de urgencia a un hospital de Seúl. Desde la cama, Inseon le ruega que tome el primer vuelo a la isla y se ocupe de su pequeña cotorra antes de que se le acaben el agua y la comida.
Pero, desafortunadamente, cuando Gyeongha llega a Jeju se desata una terrible tormenta de nieve. ¿Llegará a tiempo para salvar al pájaro antes de que caiga la noche?, ¿sobrevivirá al viento helado que la envuelve a cada paso? Lo que ni siquiera sospecha es que algo más oscuro la espera en casa de su amiga.
Allí, la historia enterrada de la familia de Inseon está a punto de salir a la luz a través de los sueños y los recuerdos transmitidos de madre a hija y de un archivo cuidadosamente compilado que documenta una de las peores masacres de la historia de Corea.
Imposible decir adiós, la novela más reciente de la premio Nobel y galardonada con el Médicis Étranger, es un himno a la amistad y un canto a la imaginación, pero sobre todo una poderosa denuncia contra el olvido.
Comentario
Imposible decir adiós empieza como un inquietante relato de misterio, continúa como un relato de realismo mágico coreano (del sur) y termina como un reportaje de memoria histórica. La primera parte (el inquietante relato de misterio) te atrapa enseguida, pero en el momento en que los muertos aparecen en la habitación y empiezan a querer controlar el tema, pues no sé porqué yo ya me descuelgo. No es que no me guste el realismo mágico, porque he disfrutado mucho del mismo en la literatura latinoamericana, pero a estas alturas me parece que es hacer trampa, algo así como los superhéroes en el cine que te permiten inventarte cualquier cosa. Y ya la tercera parte del libro, donde se relatan las masacres sufridas por los coreanos a manos de los invasores japoneses y americanos, pues no es que no sea interesante., que lo es, pero da la sensación de que la autora ha querido meter la piezas del tetris a empujones y le ha quedado un poco chapuza.
En resumen un libro que no ha terminado de engancharme y en el que no veo los méritos para una premio Nobel.