Nos hemos embarcado en un viaje de tres semanas por Montenegro y Croacia en la primavera de 2025, y te lo contamos en tres episodios: Montenegro, Croacia costa y Croacia interior. Como decimos siempre en nuestras memorias de viajes, no esperes aquí una guía turística exhaustiva. Zona Boomer es una guía visual y subjetiva, te contamos lo que vemos y te decimos lo que nos gusta y lo que no.

 

Croacia es un bello país de mediterráneo (aunque estrictamente es de la costa adriática), luminoso y con unos paisajes de costa y de montaña espectaculares. Italia y Venecia están muy presentes en la arquitectura y la herencia cultural. Los pueblos están muy limpios y las casas bien mantenidas, casi todas hechas con esa piedra local de color beige anaranjado muy atractivo. Las carreteras son buenas y conducir por ellas es un placer. Los croatas son serios y amables. La influencia italiana y veneciana se nota también en la comida, con una oferta enorme de pizzas y pasta. El tratamiento del pescado nos ha sorprendido favorablemente, ya que no es habitual fuera de España encontrar restaurantes donde traten bien al pescado fresco. El pescado que hemos comido estaba cuidado, en general hecho a la brasa o la plancha con la piel crujiente y el interior jugoso. El trato que nos han dado en los restaurantes ha sido excelente. Hay muchas terrazas por todas partes, en general muy cómodas y donde te puedes pasar el rato contemplando la vida local. El desayuno es complicado si optas por desayunar fuera del hotel. En general los cafés no sirven nada de comer, ni un cruasán, aunque puedes ir a una pastelería y llevarte algo a la mesa del café.

 

Las heridas de la guerra de los balcanes están presentes aunque no se vean a primera vista. En Dubrovnik hay mapas que detallan los desperfectos causados por los bombardeos de Serbia y Montenegro, aunque los daños ya han sido reparados. Tanto en Dubrovnik como en Zadar los guías nos han hablado de la guerra sin preguntar, y nos han contado que el resentimiento persiste incluso en las generaciones más jóvenes.

 

Plitvice

Hemos conducido desde Istria hasta Plitvice por bonitas carreteras apreciando el cambio de paisaje: de mediterráneo a continental de media montaña, pero siempre muy frondoso y muy verde, con grandes prados y grandes bosques.

 

Plitvice es un conjunto de lagos de montaña con cascadas y un agua de color esmeralda de auténtico ensueño, pero tuvimos muy mal día, todo el tiempo estuvo lloviendo y terminamos empapados, con lo que nos vimos obligados a acortar la visita. Sin embargo, aparte del paisaje no nos llevamos buena impresión: el parking al que nos enviaron además de que era muy caro, estaba muy lejos de la entrada, por lo que ya llegamos empapados a la visita. Además las esperas a los barcos que te llevaban de una orilla a otra de los lagos eran interminables con la gente mojándose sin ninguna cubierta, mientras había barcos y operarios desocupados a la vista sin demasiado interés en aliviar la situación. Terminamos cabreados y solo pudimos ver una parte del parque y sin disfrutarlo como esperábamos. Volvimos al coche y tuvimos que secar parte de nuestras ropas con el secador de manos del servicio del parking bajo riesgo de terminar con una pulmonía. En fin, espero que si vais vosotros tengáis más suerte.

 

Afortunadamente hay otros sitios interesantes que ver cerca de Plitvice. Rastoke es un pueblo a 27Km de Plitvice, que está construido sobre varias cascadas formadas por la confluencia de dos ríos. Rastoke fue totalmente bombardeado y destruido por la guerra y ha sido reconstruido tal y como estaba antes. Pasear por Rastoke es un placer: las cascadas y los lechos de agua transparente se suceden a lo largo de todo el pueblo, que ha conservado la arquitectura tradicional.

 

Para quitarnos el disgusto por lo de Plitvice nos fuimos a cenar al restaurante Degenija donde nos comimos una estupenda parrillada de carne entre otras cosillas. No suelo recomendar alojamientos, pero no quiero dejar de hacerlo en el caso de Zrinka House, porque tanto las habitaciones, como el servicio por parte de las dos mujeres que lo gestionan, nos parecieron excepcionales: preciosa habitación con una bonita y cómoda terraza, magnífico desayuno, y una ayuda excelente para moverte por el entorno.

Varazdin

Varazdin está a 94Km al norte de Zagreb, fue capital de Croacia durante el siglo XVIII y está llena de interesantes edificios, incluida una bonita muralla y fortaleza que merece la pena recorrer, muy del estilo centroeuropeo. El centro histórico es casi todo peatonal y tiene muchos edificios históricos muy bien conservados, aunque casi todos son  posteriores al incendio que asoló la ciudad en 1776.

 

Zagreb

Zagreb tiene un estilo parecido al resto de las capitales de los países ex-comunistas centroeuropeos, como Praga, Sofía, Belgrado, etc. combinado con la arquitectura típica del Imperio Austro-Húngaro. Grandes edificios institucionales hechos con enormes piedras y un aspecto de gran solidez,  grandes avenidas, bulevares y parques. Lamentablemente durante nuestra visita casi todos los edificios relevantes estaban en reparación, debido a los varios terremotos ocurridos durante la pandemia, y a las remodelaciones financiadas por los fondos europeos. Aun así, Zagreb resulta una ciudad muy atractiva con una vida callejera muy activa, con bonitas terrazas por todas partes, muy cómodas con mesas de mármol y asientos mucho más confortables que los habituales en España. Eso si, no se te ocurra pedir un café con hielo porque se bloquean. Como en cualquier otro sitio fuera de España, por otra parte.

 

Nosotros estábamos alojados junto a la catedral y al mercado central Dolac. Somos muy fans de los mercados, pero este merece mención especial. Tiene una sección sotechada, donde se vende carne y pescado, y otra al aire libre en la plaza, donde se vende mayoritariamente vegetales y cosas de mercadillo. Cuando acaba la venta de comida al mediodía, los mismos puestos se reciclan y se ocupan por vendedores de antigüedades y “brocantes”. Y los fines de semana cuando llega la noche, el mismo espacio se ocupa por puestos de comida callejera, mesas corridas para los comensales, equipos de música, canastas de baloncesto y otras actividades que son tomadas por los ciudadanos, sobre todo los jóvenes. Es un auténtico placer dejarte llevar por esta actividad frenética, y disfrutar también de todos los restaurantes, terrazas y tiendas que hay en los alrededores, sobre todo las calles Pavla Radica, Ivana Tkalcica, la plaza Josip Jelacic y las calles peatonales que hay sur de esta plaza. Todos los sitios con música por cierto están tomados por la música latina y española. Desde Julio Iglesias hasta los raperos colombianos. Como en casa, vamos.

 

De lo más interesante que puedes ver es el Tunel Grič, que comunica el centro de la ciudad con la zona alta y tiene una gran nave hacia la mitad del recorrido. Este túnel fue construido durante la SGM como refugio, posteriormente se usó también como refugio durante la Guerra de los Balcanes (ellos la llaman Guerra de la Independencia) y en los 90 fue recuperado para actividades culturales, fiestas, exposiciones etc.

 

Más al sur del mercado hay una zona con varios parques enormes con forma de U y edificios del siglo XIX propios del Imperio Austro-Húngaro, como el espectacular edificio amarillo del Teatro Nacional, y uno de los pocos sitios de interés que no estaba cerrado por obras, que es el museo Tesla, que más que a Tesla está dedicado a la tecnología en general, y que como curiosidad tienen expuesto un motor de Hispano-Suiza, entre otros motores, coches, aviones, submarinos, etc.

 

Algunos de los restaurantes que nos han gustado:

  • La Štruk, muy cerca del mercado, donde preparan el strukli, una especie de lasaña al horno con versión salada y dulce que es una especialidad local. El restaurante es muy confortable y barato.

 

  • Plac Kitchen & Grill, donde la especialidad es el čevapi, una especie de hamburguesa local rústica y gigante que en este sitio preparan de maravilla. Las ensaladas también están estupendas.

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